- La Confederación Estatal de Mujeres con Discapacidad (CEMUDIS) alerta sobre la escalada de la violencia de género digital, una forma de violencia que afecta a mujeres y niñas con discapacidad, vulnerando su libertad, seguridad y derechos humanos
- En el entorno digital las mujeres y niñas con discapacidad enfrentan mayor exposición: el 44% de las mujeres con discapacidad recibió comentarios ofensivos sobre su cuerpo o vida sexual, el 37% mensajes no deseados, y más del 41% propuestas sexuales no consentidas
- La organización reclama la incorporación transversal de la perspectiva de discapacidad y género en el diseño tecnológico para frenar los sesgos machistas y capacitistas; y el fortalecimiento de los mecanismos de protección y seguridad
Con motivo del 25N, Día Mundial de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, CEMUDIS, la Confederación Estatal de Mujeres y Niñas con Discapacidad, denuncia la escalada de la violencia de género digital, un fenómeno que traslada las agresiones verbales y psicológicas del mundo físico al entorno virtual, donde se amplifican y amparan bajo el paraguas del anonimato. Este tipo de violencia afecta especialmente a mujeres y niñas con discapacidad, por lo que CEMUDIS exige respuestas urgentes y específicas ante el aumento de los riesgos en los entornos virtuales.
A través del manifiesto “Cuidar en red: compromiso frente a la violencia de género digital”, la entidad hace una llamada urgente a la acción ante el incremento de las agresiones machistas en el entorno digital. “La violencia digital no es virtual, es real, y tiene consecuencias devastadoras en la salud mental, la seguridad y la participación social de las mujeres con discapacidad”, advierte Marta Valencia, presidenta de CEMUDIS.
La violencia de género digital adopta múltiples formas: desde el ciberacoso, la sextorsión y la difusión de imágenes sin consentimiento, hasta los deepfakes sexuales o el uso abusivo de herramientas de geolocalización en aplicaciones cotidianas que se convierten en instrumentos de control silencioso. “El impacto de esta forma de violencia digital no se limita a la inmediatez de la agresión; su difusión, permanencia y alcance multiplican sus consecuencias, generando un mayor daño, aislamiento y exposición para las mujeres y niñas con discapacidad”, señala Marta Valencia.
Según el Informe de la Asociación Stop Violencia de Género Digital, el 70-75% de los casos atendidos en 2025 han sido mujeres. En el caso de las mujeres y niñas con discapacidad, este tipo de violencia presenta un impacto agravado por las barreras estructurales, sociales y tecnológicas que amplían la vulnerabilidad y dificultan la denuncia y la protección efectiva. Así lo recoge la Guía “Violencia Sexual Digital hacia las niñas y mujeres con discapacidad, publicada por ACADAR. Para las mujeres y niñas con discapacidad, sumar esta violencia digital a la discriminación interseccional y al sesgo tecnológico aumenta la situación de vulnerabilidad.
La violencia digital está también vinculada a la circulación de material audiovisual y contenido sexual falso que busca difamar, desacreditar y silenciar a mujeres activistas, profesionales y líderes. Estas prácticas no solo multiplican la vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad en los espacios públicos, sino que constituyen un mecanismo de control y exclusión. Su impacto es demoledor: destruye la reputación, erosiona la credibilidad, empuja al aislamiento social y deja graves secuelas psicológicas, perpetuando así un entorno hostil que nos niega el derecho a participar en igualdad en la vida pública y digital.
Regina Martínez, activista por los derechos de las mujeres con discapacidad y divulgadora (@nimasnimano) es la embajadora de #LoVirtualEsReal, la campaña de CEMUDIS en colaboración con COCEMFE y el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 para visibilizar y denunciar la violencia digital que viven muchas mujeres, adolescentes y niñas con discapacidad. La ganadora del Premio Nacional de Juventud 2024 en la categoría de ‘Compromiso Social’, afirma que “la violencia de género digital se da todos los días, a todas horas. Comentarios despectivos y ofensivos por nuestra condición de discapacidad, mil formas de sexualizarnos solo por ser mujeres. Y todo lo que puede venir después, que es horroroso. Todas estamos a un toque de ser víctimas de este tipo de violencia. Para mí es un orgullo ser embajadora de CEMUDIS en esta campaña, como mujer con discapacidad que soy. Una vez más, pongo mi voz por mí y por todas las niñas y mujeres de nuestra comunidad. Ojalá el mundo digital sea en un espacio que podamos ocupar sin miedo, sin odio, sin capacitismo, sin violencia. Juntas”.
“Desde CEMUDIS reivindicamos marcos legislativos y tecnológicos inclusivos, educación digital feminista y sistemas de protección accesibles y eficaces para denunciar y eliminar contenidos difundidos sin consentimiento y la certificación de espacios digitales seguros donde mujeres y niñas con discapacidad puedan participar sin miedo. La protección es un derecho, no una opción. Solo con un compromiso firme de las instituciones y la sociedad podremos construir una vida digital segura, libre de violencias y en igualdad de oportunidades para todas” concluye Valencia.
CEMUDIS reclama el reconocimiento jurídico integral de la violencia de género digital, con recursos suficientes para su prevención, atención y sanción, así como la incorporación transversal de la discapacidad en las políticas públicas de igualdad y en el desarrollo tecnológico. La entidad subraya la necesidad de una educación digital con perspectiva de género e inclusiva, esencial para la prevención de violencias, el empoderamiento y el ejercicio de una ciudadanía plena, junto con la creación de mecanismos ágiles y accesibles para denunciar y eliminar contenidos difundidos sin consentimiento y la certificación de espacios digitales seguros donde mujeres y niñas con discapacidad puedan participar sin miedo.
Asimismo, CEMUDIS insta a garantizar la eliminación de contenidos violentos, promover la formación sobre riesgos tecnológicos y conductas adictivas, y asegurar el acceso tecnológico en igualdad, especialmente en zonas rurales, donde persisten dificultades de acceso a los recursos. También exige revisar y adaptar los sistemas de protección frente a la violencia de género para que sean accesibles, fiables y eficaces, así como reforzar el papel de las entidades sociales que trabajan en sensibilización, prevención y apoyo directo a las víctimas, dotándolas de recursos estables. Porque la protección es un derecho, no una opción, y solo una sociedad digital inclusiva y segura garantiza la igualdad real.
Porque lo virtual también es real. Y prevenir la violencia digital es responsabilidad de toda la sociedad.

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