El IIS La Fe encabeza uno de los estudios de mayor duración en el mundo sobre los resultados de trasplante de células madre en pacientes con Esclerosis Múltiple. En él se confirma que, a los 8 años del trasplante, ningún paciente con esclerosis múltiple remitente-recurrente ha empeorado y el 60% ha mejorado.
Valencia, 29 de mayo de 2017.- El trasplante de células madre frena el avance de la Esclerosis Múltiple y mejora la discapacidad en la fase temprana, según se desprende de un estudio realizado en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, dependiente de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública. La investigación, dirigida por el doctor Bonaventura Casanova, presenta los datos del seguimiento, a largo plazo, de 38 pacientes de Esclerosis Múltiple (EM) tratados con trasplante de células madre hematopoyéticas.
Los principales resultados revelan que, tras 8 años, que ninguno de los pacientes diagnosticados de esta patología en su forma remitente-recurrente, que fueron trasplantados, empeoró y que el 60% mejoró en un punto su nivel de discapacidad. En el caso de los pacientes con Esclerosis Múltiple secundaria progresiva, la fase más grave de la EM, la progresión de la enfermedad se detuvo durante dos años pero, pasado este tiempo, los pacientes volvieron a empeorar.
«Son cifras muy relevantes en lo que se refiere a la eficacia del procedimiento», ha asegurado el doctor Bonaventura Casanova, que destaca que el Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València es pionero en el tratamiento con trasplante de células madre en pacientes de EM remitente-recurrente. «El estudio demuestra que el trasplante tiene efectos a largo plazo, que la enfermedad no progresa y que mejora la discapacidad», ha resumido el doctor Casanova.
Bonaventura Casanova: «A pesar de los avances médicos en la fase inicial de la enfermedad, hemos comprobado que la atención al paciente crónico con discapacidad severa no está avanzando y sería un reto abordar la fase crónica para mejorar la calidad de vida de los pacientes».
El reto de la discapacidad severa en la Esclerosis Múltiple
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central. Afecta principalmente a las personas jóvenes. Tiene mayor incidencia entre las mujeres y supone la segunda causa de discapacidad en este tramo de edad, sólo por detrás de los traumatismos provocados por los accidentes de tráfico.
Con motivo del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, que se celebra el 31 de mayo, el doctor Casanova destaca que es necesario centrar la atención en los pacientes que se encuentran en la fase más avanzada de la enfermedad. «Durante los últimos años han aparecido medicamentos y tratamientos para controlar la primera fase de la enfermedad, es decir, los brotes. Incluso se ha hecho posible parar o retrasar la aparición de la discapacidad, pero desde la Unidad de Esclerosis Múltiple y Neurorregeneración del IIS La Fe, hemos comprobado que la atención al paciente crónico con discapacidad severa no está avanzando y sería un reto abordar la fase crónica para mejorar la calidad de vida de los pacientes».
El trasplante médula pretende, a través de un procedimiento de inmunodepresión muy fuerte, eliminar la respuesta inflamatoria y resetear el sistema inmunológico. Con este procedimiento, ha explicado el doctor Casanova, «aunque sabemos que la enfermedad va a volver, sabemos que lo hará con menos intensidad».
Bonaventura Casanova: «Un 60% de pacientes, 20 años después, no han presentado progresión de su enfermedad y presentan muy poca o ninguna discapacidad, pero un 35%, a pesar de los tratamientos, han continuado progresando en la enfermedad».
El futuro de la Esclerosis Múltiple
Las recientes investigaciones sobre la Esclerosis Múltiple apuntan a un cambio en el paradigma de la enfermedad, en el esquema con el que se conocen las fases de la enfermedad. Según el doctor Casanova, la distinción entre Esclerosis Múltiple remitente-recurrente y la forma secundaria progresiva desaparecerá. «Habrá una enfermedad remitente recurrente siempre y progresiva secundaria siempre. El problema es que ahora no sabemos detectar la progresión en las fases iniciales de la enfermedad. Con la experiencia de 20 años, con los tratamientos convencionales, un 60% de pacientes, 20 años después, no han presentado progresión de su enfermedad y presentan muy poca o ninguna discapacidad, pero un 35%, a pesar de los tratamientos, han continuado progresando en la enfermedad».
Uno de los desafíos en la investigación sobre Esclerosis Múltiple, según Bonaventura Casanova, es diagnosticar la progresión de la enfermedad antes de que sea evidente desde el punto de vista clínico. Para ello, se están impulsando métodos de detección precoz mediante estudios de resonancia magnética y biomarcadores. «La progresión existe desde el principio y además existen brotes. Dos tercios de los pacientes siempre van a ser remitentes-recurrentes y el resto, aunque empiezan con un brote, ya son progresivos secundarios», concluye.
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